martes, 31 de diciembre de 2013

En el bar de la esquina

"Ella era difícil de describir, de esas personas que no pasan por tu vida de forma desapercibida. Era calma y frenesí a la vez, tenía ganas de todo, de vivir y exprimir cada uno de los minutos de su tiempo, a los que se aferraba con fuerza entre canciones y pitillos. Solía escuchar a Rod Stewart, pero el inglés no era su fuerte, así que se limitaba a tararear Have you ever seen the rain. Discutíamos porque yo aseguraba que la versión original de Creedence Clearwater era mil veces mejor. A veces incluso jugaba a inventarse la letra haciendo uso de su penosa pronunciación. Había muchas cosas que me gustaban de ella. Esa era una de entre tantas, proyectaba confianza y aprendió a reírse de su propia sombra.
Le gustaba conocer lugares nuevos y tenía la costumbre de no repetir en el mismo restaurante dos veces. Lo mismo le pasaba con las películas, su favorita era “Amelie” y apenas la había visto dos veces. Se excusaba en que no tenía sentido perder su tiempo en algo que ya conocía pudiendo explorar cosas nuevas. A pesar de ello, frecuentaba ese bar de la esquina cada viernes, donde la conocí. Donde aprendí que aquellas personas que pasan por tu vida en un vistoynovisto suelen ser las que más te enseñan. Toda una lección de vida. Así fue conocerla. Proyectaba felicidad, en cualquiera de sus circunstancias. Aunque también le gustaba llorar, solía decir que era necesario, que los sentimientos había que mostrarlos, que proyectarlos y compartirlos.

El bar de la esquina también fue el sitio en el que empecé a conocerme a mí mismo. Hice una lista mental de cosas que quería hacer a lo largo de mi vida. Y decidí ir a por ellas. También otra en la que analizaba mis propios defectos, algunos de los cuales no sería capaz de cambiar por mucho que me empeñase, pero me prometí tratar de alejarme de todo aquello que no me dejase ser feliz. Ella solía repetirme una y otra vez su gran teoría, la de que todos nos creamos nuestro propio personaje a lo largo de nuestra vida, esa idea que tenemos en nuestra cabeza de lo que queremos llegar a ser, de lo que esperamos hacer… Ideas, ideas, ideas… “Proyectos de futuro”, lo llamaba ella entre risas, una teoría de la que huía. Buscaba ser ella misma, sin esperar ser nadie para nadie, simplemente ella. 
Nos gustaba frecuentar los karaokes de la ciudad, comer patatas fritas a las 5 de la mañana y hacer maratones viendo Friends las tardes de domingo. Aprendé a dejar pasar las horas entre risas y a no preocuparme más de lo necesario. Y vivir con ella fue un segundo, un suspiro, pasó volando. Me enseñó a relajarme, a soltarme… a aprender qué era todo eso de vivir. Que despúes de la tormenta siempre llegaba la calma, como málamente me tarareaba: ”There is a calm before the storm”… Y no volví a verla. A veces me viene su recuerdo a mi cabeza y me pregunto si llegó a crear algún tipo de personaje para sobrevivir, cayendo a los pies de esa teoría que le causaba tanto rechazo. O puede que yo hubiese conocido a la actriz perfecta que subsistía gracias su papel.
Y, de vez en cuando, todavía la acuerdo susurrando aquella canción imitando a Creedence Clearwater:"
Café desvelado.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Life is a gift... Enjoy it!


Chiquitita

Tal vez pocos lo entiendan pero los escritores tenemos una dura batalla con la inspiración. Ella nos ataca cuando menos nos lo imaginamos; nunca llega cuando la esperas. Por eso me he acostumbrado a dormir siempre con un bolígrafo y papel cerca. Puede que muchos no lo entendáis pero hoy no necesito de vuestra comprensión. Porque sé que la persona a la que está destinado esto me entenderá como nadie. Porque ella también es guerrera en este mundo de palabras.

Ves como el mundo cambia y a la vez todo sigue igual. Tienes miedo a lo que viene, a lo que pasará. Tu corazón está cansado, quieres ser libre. Quieres vivir tu libertad, esa misma que parece que tu historia te está robando…  Tal vez, por esa misma razón, porque tú te ves tan pequeñita te queremos tanto.

¡Mírate! Cuánto has crecido a tus diecisiete inviernos. No por la altura, se es más grande. Se es más grande justamente en cuanto a lo que los demás no alcanzan a ver. La grandeza se mide en lo que baila alocadamente entre tu cabeza, tu corazón y tu sonrisa. Y te aseguro que es mucho y maravilloso.

Esta noche cuando esté todo oscuro, mira al cielo y pregúntate si las estrellas brillan hoy por ti. Porque te empeñas en creer que eres una gota en el mar. ¡Pero hasta el mar será menos el día que le falte una gota! Me entristece tanto cuando dices que eres insignificante en las vidas ajenas…

 Tú no lo sabes, no lo ves… pero arrebatas, dejas huella, cautivas. Y no se te olvida. Me han enseñado que se puede ser feliz con muy poco. Y ese poco te lo ofrecemos nosotros. Mira, tú puedes estar triste o enfadada o hundida; hoy, mañana, un tiempo. Pero lo que tú eres, tu esencia, es lo que permanece en ti. Y tú ERES increíble. Y por eso yo apuesto por ti, caiga quien caiga. No te lo tomes como una responsabilidad, sino como un apoyo.

Hay un camino para ti que no es fácil pero tampoco imposible. Te van a empujar, te pondrán piedras para que tropieces. Pero el que se cae, se levanta y las piedras se pueden rodear. ¡Ánimo! Ni estás sola ni lo estarás nunca. Tómate tu tiempo, ve despacio… respira. Mira qué bonito es el día de hoy. Mira a quién tienes al lado dispuesto a sacarte una sonrisa. No está ahí por casualidad. No está solo porque tú lo necesitas, sino porque él a ti también.


Ninguna necesidad tengo de mentirte: VALES TANTO HERMANA… 


domingo, 22 de diciembre de 2013

U.N.I

  Si tuviera el poder de congelar un momento en el tiempo y que durara para siempre… entonces no valdría nada. Seamos sinceros, lo bueno pasa rápido. Pero lo apreciamos más. Como cuando alguien vuelve tras un largo viaje y le suplicas que no vuelva a irse jamás. Agarrados a frágiles consuelos de que la distancia es una prueba para ver hasta dónde puede llegar el amor pasan los días. Perdiéndome el presente, mi alrededor, mis amigos y mi familia. No, nunca más. Desde hoy voy a disfrutar esta vida con lo que venga en cada momento, con quien tengo a mi lado; todos aquellos que se desviven por sacarme una sonrisa cuando me como la cabeza y me preocupo por cosas que no llego a controlar. Pero cuando vuelvas, estaré aquí esperándote por que un día decidí que eras ESA personas. Y hará falta mucho más que un puñado de kilómetros para quitarme esa idea de la cabeza.