viernes, 1 de marzo de 2013

To the Kingkiller

Si alguna vez nos presentaron no me acuerdo. Solo sé que un día indeterminado hace poco más de un año y cinco meses me dieron una familia, una serie de hermanos y hermanas a los que poco a poco, día a día he aprendido a querer y a echar de menos. Y es aquí entre esta panda de personas estupendas donde está Él, mi hermano mayor.

Seguramente nunca lo entenderé del todo, como yo tampoco acabaré nunca de entenderme completamente. Y puede que mañana me revele su procedencia extraterrestre o su identidad como agente secreto de una asociación contra el contrabando de chuches. Y con esto me sacará la sonrisa del día, no me extrañaría nada. Puede que no sea la persona que más lo conoce en el mundo pero sí sé que vale mucho más de lo que él se cree, todos sus hermanos lo sabemos. Yo lo sé.


Mi hermano y yo tenemos nuestras peleas como es natural. La verdad es que no pocas veces me la he cargado con él cuando no tenía nada de culpa porque yo hubiera tenido un mal día. Y si me la cargo con él es porque es una de las personas que tengo más cerca.


Porque mi hermano siempre está ahí, dispuesto a escucharme con paciencia y compartir mis paranoias. Y él a veces se piensa que no es bueno consolando pero lo que mi hermano no sabe es que a veces lo único que necesitamos es una persona que, aunque sea detrás de una pantalla te escuche. Sin necesidad de decir nada. Compartiendo un silencio. Alguien capaz de aguantarme tanto y respetar mis silencios y mis lágrimas vale mucho hermano, mucho. Yo sé que él se queja de vida monótona, lo que él no sabe es que muchas veces nos hace felices a los demás y hace un poco más amena la insoportable rutina.


¿Perfecto? No, mi hermano no es perfecto. Pero la perfección es aburrida. Yo nunca he querido un hermano perfecto. He querido un hermano real, capaz de caerse y sobre todo capaz de levantarse. Mi hermano con el tiempo se ha hecho para mi alguien imprescindible y cuando llevo varios días sin verlo... al final acabo echando de menos incluso que me tire del pelo como un niño pequeño, o me dé uno de sus abrazos de oso o me llame "Rubia".


Mi hermano me ha enseñado que se puede ser adulto y seguir siendo un niño. Que en la vida el que no arriesga no gana. Y yo me siento tremendamente orgullosa cuando con su mala ortografía me llama "ermana". Mi hermano no se parece en nada a mí y espero que nunca se me parezca. Porque yo siempre necesitaré a alguien que con su despreocupada felicidad y su simpática bipolaridad me saque de las cuatro paredes de mi cabeza y de las mil paranoias que contiene.Mi hermano... para mí ha sido un regalo. Un pequeño loco...Y hoy, aquí y ahora quiero prometerle a mi hermano que si alguna vez una ola destruye su castillo de arena, allí estaremos nosotros con nuestros palos y nuestros cubos y, dentro de nuestras pequeñas posibilidades, estaremos siempre dispuestos a reconstruirlo, hacerlo más grande, más bonito y más fuerte. A mi hermano le debo mucho por todo lo que ha hecho por mí. Y no nunca me ha regalado nada, no tan siquiera un chicle; pero me ha regalado esas pequeñas tonterías nuestras que son de lo mejor.

Ante todo mi hermano es para mí un colega, es para mí un amigo. Una de las pocas personas con las que me iría a un concierto de Estopa o de Melendi a cantar a grito pelado.

No lo cambiaría por nada del mundo. Ni cambiaría nuestras infinitas charlas nocturnas por mil horas de sueño. Y aunque a veces me enfade con él por ser un inaguantable insufrible, él sabe que yo lo quiero mucho. Ojalá podamos compartir muchas más locuras en familia. Ojalá que muchas veces pueda recomendarle que escuche una canción antes de irse a dormir.


Voy a pedirte que nunca dejes que nada ni nadie te cambie. Sé siempre como tú eres sin que importe nada más. Nunca te conformes. Nunca te rindas. Nunca te rebajes. Revélate contra lo que no te gusta. ¿Un consejo para darte? Vive. Vive cada día, cada instante; lucha, arriesga y gana. Camina siempre con los pies en el suelo y los sueños en las nubes.


Mi hermano... nunca me lo quitéis, nunca me lo cambiéis. Yo quiero a mi hermano así, tal y como es; con sus tonterías, sus manías...


Y desde aquí, desde este rincón de mi estúpida sonrisa quiero dedicarle esta canción a un grande entre los grandes, a un loco entre los locos, a uno de los mejores amigos que tengo. ¡Va por ti Bro!




No hay comentarios:

Publicar un comentario