domingo, 19 de enero de 2014

Pequeña pero dulcemente cruel

Querida familia, cuánto tiempo... lo siento mucho. Últimamente descuido mucho aquello que más me importa. Pero tengo algo que tal vez consiga que me perdonéis, es un pequeño fragmento de mi libro que me encanta. Espero que a vosotros también. Va por ti, en recuerdo de una promesa que habrás olvidado como si fuera tuya.

" Delilah jugueteaba con las puntas castañas de su pelo mientras el autobús le ofrecía un nocturno y nevado paisaje con el que reflexionar. Abrazaba sus rodillas intentando entrar en calor. Veintiséis de Diciembre, el día después de Navidad. Y la ciudad brillaba inundada en neón. Tenía las manos heladas; como siempre.
El mismo trayecto de todos los días le aburría pero también le daba seguridad. Incluso cerrando los ojos sabía el lugar concreto de cada curva, cada semáforo, cada parada. Alguien desde el asiento de atrás golpeó suavemente su cabeza en un intento  por llamar su atención.
-Déjame en paz, James.- dijo ella serenamente sin girarse.
-¡Vamos! No seas cruel conmigo, jovencita. Llevas todo la mañana sin decirme una palabra. –en sus ojos verdes se tradujo un reproche y como siempre un poco de picardía.- ¿dónde pasarás la Nochevieja?
-¿Te importa mucho?
-Lo suficiente como para esperar una respuesta.- dijo con su perfectísima sonrisa que tanto le gustaba a todas, mientras que a ella... a ella simplemente le daba la seguridad de que todo iba bien.
Delilah frunció el ceño y volvió a mirar por la ventana.
-En casa.
-No me lo creo.- dijo atónito.
-Vale, no te lo creas. Pero déjame en paz.
-¿Castigada?- insistió.
-No.
-¡Oh dios mío! No habrás madurado…
-¡No!- James tenía la capacidad de sacarla de quicio rápidamente con una facilidad pasmosa.
-¿Entonces qué? Sin mentiras Delilah, nos conocemos demasiado bien.
Ella lo miró intentando parecer enfadada.
-Ya, la confianza da asco.
-Eso dicen, así que como me tienes demasiado asco… vamos, cuéntame.
Delilah respiró hondo. Intentó aclarar sus ideas, buscar un inicio medianamente coherente. James conocía es cara y le era muy familiar aquel sentimiento.
-Supongo que es miedo.
-¿Simplemente?
-Simplemente.-declaró ella en tono sarcástico.
-Bueno, supongo que debe ser  algo más profundo que eso.  Algo que entendería que no quisieras compartir.
La chica se mordió el labio, como hacia siempre que estaba nerviosa y preocupada. Finalmente con un gesto de cabeza, indicó a su amigo que podía sentarse junto a ella. Él obedeció en el acto y tomó asiento.
-Son muchas cosas James. Todas juntas y sin embargo desde diferentes direcciones... Me tocan, me hunden. Me quitan mi tierra firme.
-Yo soy tu tierra firme.- dijo el muchacho muy serio.- no lo olvides nunca.
Ella sonrió tristemente.
-Tú te irás tarde o temprano. Te irás como Lucy, como Drew… como Savien.
Hubo un silencio interrumpido solamente por la suave música de fondo de la radio del autobús. Entonces ambos escucharon los difusos primeros acordes de “November Rain”, la canción que había sonado aquella noche en la que todo empezó. Y James vio como los dulces y serenos ojos azules de su mejor amiga se humedecían. Pero ella no iba a llorar. Ya no, ahora era demasiado orgullosa.
Delilah odiaba que James la viera así. Le recordaba aquella promesa que nunca pudo cumplir. La única promesa incumplida de su vida. Y aguantó, disimuló las lágrimas como pudo y siguió mirando por la ventana. Ya comenzaba a amanecer.
-Voy a contarte algo Lía.- dijo utilizando el nombre cariñoso con el que la llamaban en casa.- Hay veces que la vida nos da golpes y nos pellizca nuestro talón de Aquiles: aquello o aquel que siendo nuestra debilidad nos hace más fuertes. Y te invita a ser paciente, a esperar. Pero no lamentándonos o simplemente yendo a cumplir, aguardando que lo malo pase rápido. No es tan sencillo. Hay que luchar. El día a día es un combate. El día a día es un combate. Mira, yo.. no te puedo prometer que volverá. Sabes que si estuviera en mi mano movería cielo y tierra por no verte un instante sin sonreír. Pero lo único que puedo ofrecerte es compañía si decides afrontar esta aventura de vivir.

-Me fallarás…
-Sí.
-Te fallaré…
-Lo sé. Sé que no será perfecto. Pero haré que mientras viajes a mi lado una parte de ti siempre se mantenga a flote. Haré que valga la pena. Cuidaré de ti."